Como por ejemplo, inventar el líquido corrector, tal como lo hizo Bette Nesmith Graham, en 1958
La señora Graham, a decir verdad, no era una mecanógrafa muy buena, pero supo arreglárselas de todos modos. En la década de los '50 y en pleno auge del uso de las máquinas de escribir, toda documentación y registro escrito se hacía en ellas. Pero había un problema: cuando había un error debía arrancarse la página entera y comenzar nuevamente desde cero. Allí es donde llega el salvador invento de Nesmith Graham. Un día, ella vio a unos trabajadores pintar una pared cercana y observó que cuando había imperfecciones simplemente las corregían añadiendo otra capa de pintura encima, lo que le dio la idea que necesitaba. En su hogar, valiéndose de pintura blanca, agua y otras soluciones, Graham inventó el corrector líquido opaco, patentando el mismo en 1958.
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